A estas alturas del año ya empieza a notarse el óxido en nuestro tiempo, en ese espacio en el que transcurrimos e intentamos organizarnos de manera que todo tenga cabida.
Con el tiempo a contrarreloj las agujas barren parte de nuestra energía porque a pesar de que nuestro ritmo se reduzca por cansancio y estrés, el reloj nunca para.
Pero visualizamos nuestro propio retiro en esos días apilados en el calendario de color rojo, el color de la fuerza de la vida.
En las familias estos días aumenta la convivencia, los espacios comunes son más que transitorios y el ambiente se carga de risas, emociones, historias, anécdotas. Mientras, no dejamos de respirar y disfrutamos de esa tregua, pero algunos más que otras.
En estos espacios de descanso y desconexión, si nos quitamos las gafas de sol, podremos ver como se potencia las funciones asignadas tradicionalmente a muchas mujeres en un gran número de familias.
Una semana, una santa semana, bendita o atea, que lejos de romper con los roles de género y codisfrutar en familia, tiende a multiplicar los marcados “cometidos” como mujer, madre, hija, abuela de familia.
¿Acaso no tenemos derecho a nuestro retiro personal? ¿No son también de las mujeres todos esos días festivos?
La conciliación es necesaria, la corresponsabilidad imprescindible y la coeducación un valor primario de las personas.
Desde Fundación Canaria Farrah creemos en el cambio, creemos en este cambio. Tras estos días en familia animamos a la reflexión, como paso previo, y a una apuesta segura y de calidad: una sociedad igualitaria en oportunidades y trato entre hombres y mujeres, donde juega un papel imprescindible la corresponsabilidad.